sábado, 19 de marzo de 2011

ODA A GRANADA

Bendita sea Granhada, plantada sobre un chakra de la Tierra.
Ciudad que, sin parecerlo, un secreto nos revela:
aquí hay menos gravedad y, quien lo sabe, vuela.
¡Oh, Granhada,
aún con el pesar de las cadenas sobre el mundo
continuas oliendo a libertad!
Eres portal de Oníria, y contigo es más fácil despertar
de los sueños de Alhambra que fueron, son y serán.
A tus pies yo fui fenicio, gitano, moro, cristiano, judío…
De vez en cuando, de vida en vida; en ti vivo.
Si fueras una mujer, GranHada, me casaría contigo,
y aún amando cada creatura en el planeta te sería fiel.
Eres alimento y abrigo.
Contigo sabe a lo mismo la almendra amarga que la miel.
Gracias por cantarme desde cada esquina
con sonrisas y miradas.
Gracias por hacer de cada día
una danza de tus hadas,
las que traen en sus manos
libertad y buenas palabras.
Por el Valle del Darro fluyen los milagros,
y si uno se deja llevar libre por el agua
recorre caminos muy largos,
acabando en el Sacromonte
o en casa de algún mago.
GranHada y sus conjuros de la verdad
celebran la vida libre sin principio ni fin,
regalan manso reposo en cualquier rincón del Albayzin.

 

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